jueves, 14 de febrero de 2013

bromas


1. Cambio de azúcar por sal
Si hay una broma clásica por excelencia –ya sea 28 de diciembre o cualquier otro día–, esa es cambiar el contenido del tarro del azúcar por sal. Una recomendación: esta inocentada es muy recomendada a la hora del desayuno o si se va a cocinar un plato dulce y, si se puede, en compañía. La gesticulación tras descubrir el ingrediente oculto, no tiene precio.
2. Ataque repentino de caspa
Siguiendo con el ingrediente «mágico» de la sal, pon en práctica lo siguiente: vierte sobre tu cabeza algo de sal, en un sitio localizado o por todo el casco. Ahora ve a un amigo, un familiar o un compañero de trabajo y pregúntale si puede distinguir «algo raro en la cabeza», la expresión al ver tal espectáculo en tu cuero cabelludo, sin duda, dejará boquiabierto al inocente.
3. Cambiar las horas del reloj
Aprovecha un momento de soledad, descuido o cuando tus víctimas estén durmiendo. Tendrás dos opciones: adelantar el reloj, y que todos lleguen antes a sus destinos; o retrasarlo, para que lo hagan tarde. En cualquier caso, aconsejamos adelantar la hora y restar una hora de sueño a la víctima; preferible antes que hacerle llegar tarde a cualquier compromiso, pero, tú decides…
4. El cristal roto
Para esta broma necesitarás una pastilla de jabón o una tiza de color blanca o gris. Si tu amigo o tu familiar tiene un establecimiento con una luna de cristal, aprovecha que salga de la tienda para simular un asalto. Lo podrás llevar a cabo dibujando varias líneas en el cristal sinuantes que confluyan en un mismo punto, así parecerá que algún desaprensivo ha apedreado el cristal del negocio. Nota: calma a tu inocente antes de que pueda llamar al Servicio de Emergencias por el suceso.
5. El truco de la moneda
Otro clásico en materia de bromas. Pasear por la calle, encontrar una moneda en suelo –o con suerte un billete– y agacharte a cogerla, son tres acciones que se realizan casi por defecto. Sin embargo, esta inofensiva maniobra puede ser causa de burla en un día como hoy. Sólo tendrás que fijar al suelo alguna moneda o billete y, seguro, que más de un inocente caerá en la trampa de intentar despegar el botín de la calzada. Otra opción en este campo, es atar a la moneda o al billete una cuerda, y en el momento de atraparlo, tirar para que no pueda cogerlo.
6. Pasta de dientes
Esta inocentada también se podría incluir en el «Top Five» de las típicas bromas de los Santos Inocentes. Consiste en colocar un poco de pasta de diente o algún otro ungüento en la cara o en las manos de la víctima mientras ésta está descuidada o duerme. Al despertar y mirarse en el espejo, verá como una extraña sustancia ha «aparecido» en su piel.
7. La aparición del «enano» o del maniquí
Esta «inocentada» se catalogaría entre las más asustadizas. Es muy sencilla, y puedes ser tú mismo el protagonista o utilizar un maniquí o un muñeco de dimensiones considerables. Vístete (o viste al maniquí) con una larga gabardina o una manta, colócate delante de la puerta (de modo que al abrir no te dé) de la habitación (o del baño) de la persona a la que quieras sorprender y sitúate de rodillas. Cuando abra la puerta tu víctima, quédate inmóvil, el susto estará asegurado. Y es que, las historias de terror llevabas al cine y a la literatura, además de las experiencias personales que muchos de nuestro entorno se empeñan en contarnos –en referencia a contacto con el «más allá»–, han hecho que estemos en «pre-aviso» sobre cualquier ruido, sombra o sensación que tengamos. Por lo tanto, la aparición de una figura extraña de imprevisto pondrá los vellos de punta al más valiente.
8. El dedo en la fruta
La siguiente broma es apta para los más arriesgados. Consiste en convencer al inocente de que si es capaz de adivinar, con los ojos cerrados, qué parte del cuerpo estamos señalando. Para la picaresca, previamente, cogeremos un trozo de fruta –una naranja, por ejemplo–, la cortamos por la mitad y hacemos un agujero en el centro, de modo que quepa el dedo índice. Así las cosas, una vez que le hayamos preguntado por zonas del cuerpo fáciles de reconocer, como la boca o una oreja, introduciremos el dedo dentro de la fruta. Sin duda, la sorpresa está servida. Y las risas, también.
9. El monigote
Pero si hay una broma tradicional y arraiga en el Día de los Santos Inocentes es colgar el monigote blanco en la espalda de nuestra víctima. En un momento de descuido, coloca el papel con una cinta adhesiva en el abrigo del inocente, así caminará por la ciudad con el mensaje del día en cuestión. Como opción, podrás incluir algún mensaje en el típico muñeco.
10. La maleta pesada
Esta obra broma ha sido repetida en mucho de los programas de bromas que a menudo vemos en televisión. Se trata de colocar en la calle una maleta muy pesada, ataviarnos como si fuésemos turistas y confiar en la bondad de algún viandante. Esto es, pediremos a algún inocente si, por favor, puede transportarnos la maleta. Las risas brotarán al comprobar que le es imposible trasladar la maleta, siquiera, cinco metros.
11. Los clásicos asustadores
¡Buh! Escondernos detrás de una puerta, tras una esquina, con la habitación a oscuras… Todos los rincones y recovecos son útiles si se consigue al fin asustar a la víctima.
12. Broma telefónica
Es uno de los recursos que más se ha puesto de moda en los últimos años. Es más, innumerables webs ofrecen este servicio –previo pago puesto que la petición de broma se realiza a través de un 806…–. Pero si quiere hacerlo de una forma más económica, busque a alguna persona que su voz no sea reconocida por la víctima y eche a volar su imaginación. Desde el descubrimiento de una infidelidad hasta la imposición de una multa de tráfico. Las opciones son múltiples.
13. Artículos de broma
Las tradicionales tiendas de disfraces y golosinas son las que estos días se visten hasta arriba de artículos para gastar bromas en el día de hoy. El típico dedo o la tradicional mano falsa que al estrecharla es arrancada; las bolsas que se colocan en los asientos simulando flatulencias, excrementos de mentira, etc.
14. El timbre
Es tan sencillo como colocar un palillo de dientes en el interruptor del timbre de la casa. El ding-dong eterno sacará de quicio a cualquier inquilino.
15. La puerta
Esta broma sirve, sobre todo, para viviendas en las que exista una puerta de una vivienda frente a otra; también sirve en habitaciones de tu propia casa que estén de este modo. Sólo tienes que atar una cuerda de un pomo a otro, así, ninguno de los que esté dentro de la habitación podrá salir.

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